martes, 6 de octubre de 2015

LA CASA QUEDO CHICA. parte uno

                  LA CASA QUEDO CHICA

                                 parte uno  
                                                          por: Jorge Godoy


       Años atrás los espacios enormes que sobraban tanto en los patios de los fondos como en los de adelante, eran la característica predominante en cualquier casa de nuestro barrio. 

       A nadie se le hubiera ocurrido en aquel entonces utilizar un solo centímetro de las veredas, casi todas las actividades, las que eran privadas, se hacían dentro de los limites de las casas, arreglar el coche, por ejemplo, o lavarlo los días domingos. O como hacia el viejo Juan, que fabricaba muebles de madera en el patio de adelante de su casa, que hasta el aserrín lo juntaba en bolsas para que este no volara y que no lo llevara el viento, ni adentro de la casa, ni tampoco que cayera afuera ensuciando la vereda. 

       Era una muy buena costumbre porque las veredas eran para que las personas del barrio pasaran caminando cómodamente, sin ninguna dificultad. La vereda formaba parte de la casa, lo cual significaba que cada uno tenia que hacerla primero y mantenerla después, asearla, arreglar las baldosas que se pudieran despegar, hacerle la caída, bien pronunciada para que no se anegara cuando lloviera, y si era de tierra nada mas, por lo menos había que apisonarla de vez en cuando para que quedara firme y la lluvia no formara esos típicos charcos que molestaban a cualquiera que salia a trabajar o hacer las compras, ensuciando con barro los zapatos, casi siempre recién lustrados.

        La vereda, tanto como el frente era la tarjeta de presentación, de acuerdo a su aspecto se podía sacar conclusión de que clase de familia vivía en esa casa.



                                               Fin de la parte uno



Estimado Lector, muchas gracias y sera hasta la proxima entrada.